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Globos blancos y lágrimas: el último adiós a Arianita

03 de mayo del 2025

 

Desde las primeras horas de la mañana, el ambiente en la institución educativa Madre del Divino Amor, en el distrito de Mariano Melgar, estaba cubierto de un silencio poco habitual. No era un día de clases común. No había recreo, risas ni juegos. Esta vez, los pasillos del colegio se llenaron de flores, oraciones y lágrimas para despedir a una pequeña que, con solo 9 años, partió demasiado pronto.

 

Ariana, “Arianita”, como la llamaban con ternura, falleció el pasado 1 de mayo tras ser atropellada por un conductor en estado de ebriedad en el distrito de Paucarpata. La noticia sacudió no solo a sus seres queridos, sino también a toda la comunidad escolar que la vio crecer desde los tres años. En su colegio, fue despedida entre globos blancos, oraciones y un dolor compartido que aún no encuentra consuelo.

 

En medio de un acto sencillo, pero profundamente emotivo, docentes, compañeros de aula y padres de familia se reunieron para rendirle un último homenaje. “La vimos crecer. La vimos disfrutar de cada etapa, de cada juego, de cada aprendizaje. Hoy, su ausencia deja un enorme vacío en el aula y en nuestros corazones”, expresó con la voz entrecortada el director del plantel, Adolfo Elar Paucar.

 

Las palabras eran pocas frente a tanto dolor. Muchos alumnos sostenían flores blancas, otros apenas entendían la magnitud de lo ocurrido. Para ellos, perder a una amiga tan cercana resulta difícil de procesar. Aun así, en medio de la tristeza, hubo espacio para el cariño, para recordar a Arianita como la niña alegre y participativa que fue.

 

Una vez concluida la ceremonia, su pequeño ataúd fue trasladado hasta el cementerio de Jerusalén. A las 13:00 horas, decenas de personas se congregaron en el camposanto. Familiares, amigos, docentes y estudiantes caminaron detrás del cortejo fúnebre llevando globos blancos, símbolo de la pureza e inocencia con la que Arianita vivió sus pocos, pero intensos años.

 

El dolor se transformó en clamor: justicia. “No puede quedar impune”, decían sus familiares frente al ataúd. Zenón Jaramillo, el conductor de 74 años señalado como responsable del accidente, habría estado manejando bajo los efectos del alcohol, según las primeras investigaciones. Por eso, los asistentes al sepelio exigieron su inmediata detención y sanción ejemplar.

 

“Queremos justicia, no más impunidad para quienes juegan con la vida de los demás”, gritó un familiar entre lágrimas, mientras otros sostenían carteles improvisados con mensajes de protesta.

 

Así fue despedida Arianita, con el mismo amor con el que vivió. Una vida corta, interrumpida por la irresponsabilidad de un adulto que decidió conducir en estado de ebriedad. Hoy, la comunidad de Mariano Melgar llora su partida, pero también alza la voz para que casos como este no se repitan.

 

Por: Daniel Huayto Ruiz

crónica - atropello - paucarpata - justicia - ministerio público - dolor

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